21. "El Cocodrilito"- Cuento para niños
PROLOGO
Este cuento, que se escribe por primera vez, ha sido contado hace ya muchos años de manera oral. Para ser preciso, días después de haber recibido la vacuna contra la temida fiebre amarilla en Brasil.
Esta es una historia que se proyectó en uno de esos momentos en los que un padre al notar que su hijo no puede dormir y, por el contrario, no para de llorar, idea poner fin al desconsuelo de este inventando un mágico relato, alimentado de los sucesos diarios narrados de manera humorística. Un cuento que hoy decido completar intentando pueda alcanzar esas ocurrencias que el Papá cocodrilo construyó.
EL COCODRILITO
Hace muchos años, al extremo Este del Alto Perú, en Bolivia, y al lado de la laguna Cáceres, está Puerto Quijarro, última ciudad si lo que quieres es cruzar desde la nación andina al Brasil. Allí, una familia de cocodrilos, provenientes desde el Perú, se encontraba próxima a cruzar dicha frontera, continuar su recorrido por esas tierras exóticas, y finalmente culminar su viaje arribando a la Argentina.
Aquel Brasil, de cielo celeste en la mañana, rosa por las tardes y azul profundo de noche recibía a esta familia con una atmosfera de color melon por su suelo, verde por su horizonte y entre turbios y marrones ríos. Todo esto impresionaba a los verdes visitantes que ingresaban por primera vez a esas tierras y espacios.
Imagínese, cuatro cocodrilos ingresando a un puesto de frontera, y pasando exámenes de todo tipo.
Digamos que hasta allí, todo normal, sin embargo, no fue sino hasta que uno de los doctores del puesto preguntó lo siguiente:
- Ya están vacunados contra la fiebre amarilla, cierto?
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- No, doctor, no lo estamos.
A lo que él respondió:
- La fiebre amarilla es una enfermedad peligrosa en estas tierras, es obligatoria, y no van a cruzar si no se la colocan, enfatizó.
A lo que inmediatamente Papá cocodrilo dijo.
- Pero doctor, si acaso no se ha dado cuenta, somos cocodrilos, reptiles, a nosotros no nos vacunan, eso está hecho para los animales de sangre caliente. ¡Nosotros tenemos la sangre helada!
Y el doctor respondió finalmente:
- Ese no es un problema, y como verán a su alrededor, no son los únicos reptiles que cruzan esta frontera, la vacuna fué hecha también para ustedes mis queridos amigos verdes. Lo único que debo advertirles es que como ustedes tienen la sangre fría la vacuna les va a causar mucho dolor, pero eso se les va a pasar en máximo cinco minutos. Además, como ustedes tienen los brazos pequeños, la aguja también es pequeña.
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- ¡Pobre de mi cocodrilito! Pensaba papá cocodrilo de solo imaginar verlo llorar. Su nariz apenas tenía veinte centímetros, el color de su espalda aún era el de un verde claro, al igual que toda su cabeza. Con decir que aún tenía sus setenta dientes de leche, que indicaba suponer que no pasaba de los cinco años.
Bueno, solo se supo que lloró mucho el cocodrilito. Y pasados los cinco minutos, y al ver que no dejaba de llorar, la mamá cocodrilo se preocupó.
Algunos dirán, “llanto de cocodrilo”. Pero no, si era una vacuna muy dolorosa, con decir que deja una marca redonda en el brazo de por vida.
Por ello, y al notar que no paraba de llorar el cocodrilito, la mamá le dijo:
- Que sientes mi cocodrilito? ¿Puedo hacer algo por ti?
A lo que él le respondió.
- Siento frío mamá, téjeme una chompa.
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Una respuesta extraña pues son animales de sangre helada y lo que menos tienen es frío.
De inmediato mamá cocodrilo fue a comprar ovillo y crochet y se puso de inmediato a tejer la chompa.
Y así se lo tejió...
Teje teje teje teje teje teje teje... teje teje teje teje teje teje teje.
Teje teje teje teje teje teje teje... teje teje teje teje teje teje teje.
Al culminar, le puso la chompa al cocodrilito, y este dejó de llorar. Para luego, transcurrido otros cinco minutos y mientras mamá cocodrilo tomaba un descanso, escuchó nuevamente al cocodrilito llorar.
Esta vez lo encontró en su cuarto frente al espejo, a lo que preguntó de inmediato.
- ¿Qué pasó esta vez?
A lo que él le dijo:
- Es que la chompa es verde, y nosotros somos verdes también mamá, no me queda, se van a reír de mí mis nuevos amiguitos, van a pensar que estoy sin ropa.
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Y así se lo destejió...
Desteje desteje desteje desteje desteje... Desteje desteje desteje desteje desteje...
Desteje desteje desteje desteje desteje... Desteje desteje desteje desteje desteje…
Luego, le diría que no quería en cuello redondo, que la moda estaba en el cuello V, y luego le diría que las mangas son muy pequeñas, que no entran sus patitas. Y luego le diría que las chompas de ahora llevan coderas de un color distinto. Y así, teje teje y teje, y desteje desteje desteje.
Y así empieza el cuento del cocodrilito. Una historia nocturna con un solo fin, idear qué cosa puede tejer la mamá cocodrilo para que deje de llorar el cocodrilito.
Solo depende de imaginación y buen humor para poner fin al "llanto de cocodrilo" y este no le haga tejer y destejer mucho a su mamá, que dispuesta está a tejer y destejer lo que fuera para mantener contento a su cocodrilito, hasta que se duerma.
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EL COCODRILITO
(Versión para dormir)
Había una vez, un cocodrilito que estaba llorando en un cuarto. Su mamá , que le escucha, va de inmediato donde él está y le pregunta.
- ¿Por qué lloras esta vez cocodrilito? A lo que él le dice:
- Siento frio mamá. Ella sin dudar, decide tejerle una chompa,
Y así se lo tejió...
Teje teje teje teje teje teje teje... teje teje teje teje teje teje teje.
Teje teje teje teje teje teje teje... teje teje teje teje teje teje (Bis)
Al terminar, va velozmente a ponerle la chompa al cocodrilito, a lo que él, una vez puesta la chompa, vuelve a llorar, diciendo:
- Me queda pequeña mamá, se me ve el ombligo, mis amiguitos se van a reir, van a ver mi barriga blanca.
Y así se lo destejió...
Desteje desteje desteje desteje desteje... Desteje desteje desteje desteje desteje…
Desteje desteje desteje desteje desteje... Desteje desteje desteje desteje desteje...(Bis)
Para luego, una vez acabado de tejer,... (...)
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Nota: Para no olvidar que habitamos un mismo espacio, pero convivimos en distintos tiempos y velocidades.
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