Animales


Ser un animal, después de todo es lo que somos, nos define, se nace, vive y muere. Estamos motivados por instintos profundos, como el miedo a morir o el inexplicable deseo de vivir. En ese transcurso se aprende mucho y, para llegar hasta el día de hoy, creo que se debe al control de estos instintos. 

Sin embargo, la esencia animal está allí, parece que consolida nuestro conocimiento y toma ella las decisiones en momentos en los que la razón parece no poder, consolida, por ejemplo, si nuestra acción corresponde a una serie de pasos o si acaso se trata de una crisis. 

Sobre las crisis, creo que corresponden al resultado de una alta síntesis de información y experiencias, que, si bien es cierto existen crisis que más se acercan al instinto del miedo a la muerte, las hay también del sentido de vivir. Esta ultima, son las que hacen tomar las decisiones para mi importantes, que van reflejando el temperamento en respuesta a una inconformidad, que son respuestas contrarias a la muerte, energías de creación, como antes explico, instintos de vida, que no permiten ser arrastradas por otras naturaleza de energía.

Previo a las decisiones de crecimiento, están allí la crisis de vida.

Es un agrado para mi reconocer estas crisis, que son conscientes en el acto del canto, que parecen un llamado a la vida, o por ejemplo en el caso del nado, en la que uno lucha por mantenerse vivo y firme a través del movimiento.

Como animales que somos, vivimos por nuestras crisis previas y luego, nuestras decisiones.


Sebastian Najarro, Lima 22 de marzo de 2021.


  

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